Michael Jackson nació en una familia como había tantas hace cincuenta años. Un hogar humilde con demasiadas bocas que alimentar y un padre autoritario que le exprimió en cuanto supo de su precoz talento. Con 4 años se puso a bailar y con 11 ya era una estrella que iba a hacer cosas grandes. Vendió 750 millones de discos y se coló pronto en las listas de los más ricos de 'Forbes', aunque acabó sus días con un agujero en sus cuentas de 400 millones de euros. Gastaba más de lo que ganaba. Detrás de las cifras astronómicas se esconde el hombre, un tipo extravagante y tímido que encontró en los niños una manera de recuperar una infancia robada y en las drogas cierto consuelo. Todo le salió mal. Dos casos de abusos a menores acabaron por envolverle en una sombra tan oscura como los velos y mascarillas tras los que ocultaba un rostro metamorfoseado y una dosis de los medicamentos a los que se había hecho adicto lo mató. Mañana hará un año.
Jackson parecía estar maldito en vida y su repentina desaparición engordó su condición de mito. En estos doce meses sus finanzas han mejorado porque la venta de sus discos se ha disparado y su familia, aunque sea a su manera y cruzándose reproches, ha encontrado un enemigo común contra el que hacer piña: el doctor Conrad Murray, el médico personal de Jackson, el que le administró la mortífera combinación de medicamentos aquella mañana del 25 de junio de 2009. Los pidió el artista porque no conseguía conciliar el sueño. Murray cedió a sus súplicas y lo enterró. En un ataúd de oro.
Será juzgado el 23 de agosto, pero antes hay otra cita importante: el primer aniversario de la muerte del rey de pop, que se cumple mañana. Se esperan peregrinaciones masivas de fans al cementerio de Los Ángeles donde está enterrado y a su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, pero nada de grandes fastos. Su familia le recordará en una vigilia con velas en Gary, Indiana, donde nació Michael hace 51 años.
El médico, único sospechoso
A Conrad Murray se le abrieron las puertas del cielo cuando Michael Jackson le contrató para que lo acompañara en la gira de 50 conciertos con los que iba a regresar a los escenarios tras una década de ausencia. Calculó que se embolsaría 250 millones de euros, así que se podía permitir pagar bien a Murray, a razón de 100.000 euros al mes. Este cardiólogo texano de 57 años y con una cuenta corriente en números rojos cerró su clínica de Las Vegas y se mudó a la casa de Jackson, en Los Ángeles. Le trataba desde hacía tres años, pero ahora iba a ser su sombra. Los exigentes ensayos del nuevo show estaban haciendo mella en la maltrecha salud de Michael -se rumoreaba que padecía cáncer de pulmón y estaba extremadamente delgado-, así que el doctor tenía orden de vigilarle estrechamente. El 25 de junio de 2009 llevaba dos semanas a su servicio y sabía bien de sus problemas para dormir y de sus dolores. Como cada día, Mike llegó a casa molido después de cuatro horas de ensayo, cenó algo ligero y se acostó, pero no podía pegar ojo. Murray empezó con valeriana y después de intentar procurarle descanso sin éxito durante toda la noche, Michael le suplicó que le diera su 'leche', el propofol, un potente calmante de uso hospitalario. Le administró 25 miligramos y su corazón no aguantó. 51 minutos después de la última inyección -y tras haber limpiado la habitación de botes de medicamentos- avisó a urgencias. A las 15.15 horas (0.15 en España) lo declararon muerto. Había sufrido un paro cardiorrespiratorio a consecuencia de una intoxicación aguda por fármacos. Conrad Murray se esfumó.
No tardaron en dar con él para pedirle explicaciones porque la autopsia reveló que la muerte se debió a un envenenamiento agudo con propofol. En febrero el médico fue acusado de homicidio involuntario -dice el fiscal que actuó «fuera de la ley, sin cautela», pero «sin malicia»- y está en libertad bajo fianza. El padre de Michael, Joe Jackson, acusó ayer mismo a Murray de haber estado «bebiendo en un club de striptease» horas antes de administrarle los medicamentos, pero será el juez quien decida, el próximo 23 de agosto.
Murray insiste en su inocencia y dice que no actuó de manera imprudente. Sigue haciendo vida normal, aunque no le dejan administrar anestésicos a los pacientes. De ser declarado culpable, podría pasar los siguientes cuatro o cinco años en la cárcel.
Su madre tira del carro
Latoya Jackson era una de las personas que mejor conocía a Michael. Dice de su hermano que «era el hombre más solo del mundo». Y eso que viene de familia numerosa, once hermanos. Él era el séptimo. Su padre, Joe Jackson, trabajaba en una fábrica y cantaba con un grupo. No tardó en darse cuenta de que el pequeño Michael le seguía los pasos y que podían comer de ello. 'The Jackson five', el grupo que montó con sus hermanos, expuso al pequeño Michael a una fama con la que nunca pareció sentirse a gusto y a la que, de adulto, reaccionaría comportándose como un ermitaño.
El patriarca del clan manejó con mano férrea la carrera musical de los chavales, que le dibujan como un auténtico monstruo. «Se burlaba de mí y lo odiaba, me hacía llorar cada día. Era muy estricto, muy duro, muy severo...», confesaba Michael en una excepcional entrevista concedida a Oprah Winfrey en 1993 que siguieron 90 millones de espectadores. Latoya fue más allá y dijo que su padre abusó sexualmente de uno de sus hermanos.
Tras la muerte de su hijo, Joe Jackson ha querido dulcificarse de cara a la galería y no se cansa de pregonar lo «orgulloso» que está de su hijo, del que también pretendía comer tras su muerte. Reclamó una pensión mensual de 15.000 euros, pero Michael le había dejado fuera del testamento.
Sólo quiso asegurar una vida desahogada a sus tres hijos -cobrarán casi 30 millones de euros cuando tengan 40 años- y a su madre, Katherine, que a los 80 años tira del carro familiar. Separada de Joe Jackson, éste la responsabiliza de la muerte de la gallina de los huevos de oro. «Si me hubieras escuchado, Michael estaría vivo», le reprochó recordándole que él quería ingresar a Michael en una clínica. Pero Katherine tiene prioridades y entre éstas no está la de cruzar reproches con su ex marido. Le preocupan sus nietos: Prince, de 13 años; Paris de 12 -ambos fruto del matrimonio con la enfermera Deborah Rowe, que ahora reclama la custodia- y Blanket, de 8 años -nacido de una madre de alquiler cuya identidad se mantiene en secreto y del que se ha dicho que el actor Macaulay Culkin es el verdadero padre-. Pero igual son más, porque en este año a Mike, además de un supuesto novio, le ha salido un presunto hijo.
El próximo curso Katherine enviará a los críos por primera vez a un colegio porque hasta ahora habían recibido clases en casa -Paris quiere ser artista como su padre-. Además de ejercer de abuela y madre, Katherine se ha asociado con un empresario de negocios eróticos y ha escrito un libro sobre su hijo con 150 fotos 'arrancadas' del álbum familiar. Dice que no lo hace por dinero, sino como recordatorio.
Una máquina de hacer dinero
Desde que inventó esa forma de bailar, Michael Jackson ha funcionado como una caja registradora. Pero empezó a estar abierta a menudo y por ahí salía más de lo que entraba. A su muerte el artista debía más de 400 millones de euros. No pensaba tardar en devolverlos porque la gira que tenía previsto iniciar el 13 de julio en Londres le iba a llenar los bolsillos. Sin llegar a subirse al escenario, se va saldando la deuda. No se sabe exactamente cuánto dinero ha generado el desaparecido artista en estos doce meses porque el diario 'The Wall Street Journal' calcula que andará por los 200 millones de dólares (162 millones de euros) pero en algunas web 'inflan' esta cifra hasta los mil millones de dólares. En todo caso, es mucho. Y más porque a eso hay que sumarle el patrimonio que tiene, así que la cuenta corriente vuelve a tener signo positivo. La caja la han llenado los discos vendidos tras su muerte, la recaudación por derechos de autor y la película documental 'This is it' con imágenes de los últimos ensayos, que se estrenó en octubre y por la que Sony Music pagó casi 50 millones de euros. La discográfica 'soltará' otros 180 millones por las canciones inéditas del artista, que comercializará en otoño. En unos meses se pondrá a la venta también un videojuego para aprender a bailar como él. De momento, las ganancias no se 'ven', ya que están siendo empleadas en tapar agujeros: evitar embargos y pagar servicios como el que se adeudaba al abogado que defendió a Michael en 2005 en el juicio por abuso de menores, del que salió absuelto. Aunque la familia quiso manejar la fortuna de Jackson, éste había nombrado a dos gestores externos.
Y es que hay mucho que gestionar porque la repentina desaparición de Mike se ha convertido en un generoso negocio con muchos beneficiarios. En el mundo entero se preparan musicales con su obra y se agotan las entradas. Por no mencionar las subastas. Alguien pagó 34.000 euros por el guante que llevó en su boda con Debbie Rowe, y hasta 25.000 por un dibujo que hizo cuando era niño, una miseria comparado con los 3 millones de euros que iban a sacar por la jeringuilla con la que se le administró el propofol -la familia se opuso a la puja- o con los 7 millones de un retrato suyo que firmó Andy Warhol.
MICHAEL MI AMOR POR TI ES ETERNO
Tema: Michael es inmortal 
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